El día salió con sirimiri pero la mar estaba muy calmadita. No fué difícil dar con los verdeles porque había una buena concentración de embarcaciones.
En cuanto la sonda detectó los primeros peces comenzaron las picadas.
Aquí está Asier con cara de satisfacción con las primeras capaturas.
Y aquí yo, que no voy a ser menos.
Poco a poco las picadas se sucedían y comenzamos a seleccionar los de mejor tamaño. Muchas de las veces los traíamos de 5 en 5 pero en la subida se solían soltar algunos.
Teníamos un par de compromisos así que para no depredar demasiado nos fijamos un número de peces máximo. Una vez conseguidos seguimos un rato mas disfrutando de los tirones que pegaban y practicando la captura y suelta.
Todavía nos esperaba el Martini en puerto así que arreando.
Estos fueron los que llevamos después de devolver al agua cantidad de ellos, pero la verdad es que cuando están de entrar, es pesca fácil.
Ya sólo quedaba una cata culinaria de verdel: al horno, marmitako y escabeche.
Exquisito en todas sus formas. No se porqué será, pero parece que no tienen nada que ver con los que se pueden comprar en la pescadería. Como decía al principio a falta de sargos alguna salidita de estas por lo menos nos mantiene en la brecha.
Aquí os dejo un pequeño vídeo de como se monta un cristo en un aparejo, je, je.